El diagnóstico de problemas acústicos, se obtiene: · Por mediciones: de nivel sonoro, de vibraciones, tiempo de reverberación. · Por información provista por el fabricante o proveedor de un determinado equipamiento. · Por la inspección ocular, que da una idea más precisa de cual es la situación real (materiales, dimensiones, etc…) y las posibles soluciones a implementar. Encontraremos gran cantidad de casos y muy variadas soluciones. Algunas con alto grado de complejidad, pero muchas muy simples. Siempre se encuentra una solución. La cuestión, como en todas las cosas, radica en la idoneidad con que se encara cada tratamiento.
Reconociendo los problemas acústicos
Es frecuente encontrar en proyectos y en obras ejecutadas, que no se ha tenido en cuenta el tratamiento acústico, de donde resultan viviendas invadidas por ruidos, gimnasios donde es impracticable un recital de música, una oficina gerencial sin privacidad, un salón de actos con escasa inteligibilidad, áreas de servicios que afectan al vecindario, recintos fabriles que refuerzan sus propios ruidos y cuanto otro ejemplo cada uno de nosotros tenga como experiencia. Existe una rama suficientemente desarrollada que está en condiciones de predecir estos problemas y de corregirlos cuando se trate de hechos consumados. Para ello se aplican principios comunes tanto para el tratamiento de una industria ruidosa como para una sala de teatro. En las notas siguientes se comenta sobre casos concretos de tratamientos acústicos que representan casos típicos de fuentes de ruido, cada uno de los cuales cuenta con tres fases que se deben superar para solucionar el problema.
El tratamiento de los problemas acústicos reconoce tres fases:
Se dice que el tratamiento de un problema acústico reconoce tres fases:
- A – Situación acústica existente o prevista. ¿De cuánto ruido se trata?
- B – Objetivo a obtener. ¿Hasta cuanto se debe reducir?
- C – Tratamiento a efectuar. ¿Cómo hacerlo?
A – Situación acústica existente o prevista. ¿De cuánto ruido se trata?
Poder determinar el nivel de ruido del cual se trata se resuelve simplemente con mediciones de niveles sonoros. Si bien no siempre se dispone de un equipo adecuado, teniendo en cuenta el «termómetro acústico» que hemos detallado anteriormente, se pueden obtener valores típicos para cada uno de los casos. Cuando se trata de maquinarias la información provista por el fabricante o proveedor y la inspección ocular dan una idea más precisa de cual es la situación real y las posibles soluciones a implementar.
En el caso de molestias a vecinos, deberán medirse los niveles sonoros en el interior de las fincas supuestamente afectadas, tanto con las fuentes cuestionadas funcionando como con las mismas detenidas.
En el caso de niveles sonoros en recintos industriales que afecten a las personas deberá considerarse lo estipulado en la Ley Nacional de Higiene y Seguridad.
B – Objetivo a obtener. ¿Hasta cuánto se debe reducir?
De acuerdo a lo reglamentado por la Ley Nacional de Higiene y Seguridad, las Normas IRAM y las ordenanzas municipales, se debe fijar un orden de prioridades para la atenuación sonora: Primero atacar a las fuentes reduciendo su emisión, luego atenuando los ruidos en el camino de propagación y solo tercero con protección individual.
- Lo primero es propio de especialistas en equipos industriales.
- Lo segundo es típico de los especialistas en acústica y en lo que nos debemos orientar.
- Lo tercero es lo que a veces se aplica primero y es el resumen de lo que se ignora.
C – Tratamiento a efectuar. ¿Cómo hacerlo?
Evitar los problemas tanto en los recintos industriales como los ruidos en viviendas vecinas de industrias, discotecas, y demás fuentes fijas de ruido se pueden lograr llevando a cabo tratamientos acústicos. Existen en el mercado materiales absorbentes y aislantes que permiten reemplazar los materiales que tradicionalmente se han utilizado para dichos tratamientos (fibras de vidrio o minerales) obteniendo resultados superiores; si bien estas últimas pueden ser importantes cuando se tratan problemas de temperatura, los materiales acústicos de última generación ofrecen una mejor performance y son predecibles en su comportamiento acústico. Estos ofrecen una serie de ventajas que podemos detallar: como ventajas directas podemos indicar su predicibilidad en el comportamiento acústico y de alto rendimiento. Como ventajas indirectas podemos mencionar: no desprenden impurezas, son de difícil combustión, fácil instalación, vida útil prolongada, no se desgranan, etc..