Se trata del tiempo en segundos preciso para disminuir a una millonésima parte el nivel de energía inicial de un sonido reverberante una vez ha cesado la emisión. (60dB aprox.)
Este método es el indicador más sencillo y extendido de obtener una calidad acústica potencial de un recinto cerrado.
El tiempo de reverberación varía con el grado de absorción y el volumen de la sala, incrementándose cuanto mayor sea el volumen, y reduciéndose cuanto mayor sea la absorción.
Los techos suspendidos son un interesante recurso, ya que pueden aportar una gran superficie dependiendo del producto seleccionado y, por tanto, influir en el tiempo de reverberación.
En última instancia hay que tener en cuenta que dependiendo de qué uso se vaya a dar a una sala, se requerirá un tiempo de reverberación óptimo, que será diferente en cada caso. Un exceso de absorción puede ser tan perjudicial como un defecto de la misma.