La Ciudad de Buenos Aires cuenta con una nueva Red de Monitoreo de Aire y Ruido para controlar la calidad ambiental del entorno urbano a través de un monitoreo permanente y continuo de los niveles de contaminación. Esto permite generar información confiable, comparable y representativa, para su aplicación en la estrategia local de protección de la salud y el ambiente.
Con la información recolectada por las estaciones de la Red se podrá tener real conciencia de las problemáticas del aire de la Ciudad y brindar a los diferentes organismos datos concretos para la toma de decisiones. Los niveles diarios de contaminación registrados por las estaciones están disponibles a través de un sistema de consulta on line.
Nosotros nos vamos a detener en el tema de la red de monitoreo del ruido, que está formada por 41 Torres de Monitoreo Inteligentes (TMI). Una Torre de Monitoreo Inteligente (TMI) es una estación de monitoreo de ruido y variables meteorológicas. Se pueden complementar además con sensores de estado sólido con nanotecnología que miden calidad de aire.
Actualmente miden ruido y variables meteorológicas tales como temperatura, humedad relativa, presión atmosférica, velocidad y dirección del viento, lluvia, radiación solar y radiación ultravioleta.
Las estaciones están distribuidas por comunas de acuerdo las características ambientales y demográficas de las mismas. De este modo se podrá medir la contaminación de calles, la contaminación industrial y la exposición de la población, entre otros parámetros ambientales.
Sus principales objetivos serán:
Proporcionar información para determinar Índices de Calidad de Aire para ser comunicados a la población.
Activar procedimientos de control destinados a prevenir o mitigar episodios de contaminación.
Determinar zonas urbanas con mayor contaminación relativa que otras.
¿Como incide el Ruido?
Algunos fenómenos naturales y la actividad humana producen diversos tipos de contaminación en el medio ambiente. El agua y el aire son objeto de ingentes esfuerzos para revertir los procesos que produjeron su degradación. Hoy se suma la contaminación sonora que cada vez más, socava el paisaje acústico en el que la actividad del hombre se desenvuelve. El ruido del tránsito rodado, el ruido de los aviones y el ruido industrial producen una energía sonora que puede afectar el comportamiento humano, la salud y las actividades de las personas.
¿Por qué medir el ruido?
En las ciudades, se producen diversos grados de contaminación acústica. Se han desarrollado protocolos que indican las consecuencias y los cursos de acción para los diversos estadios por los que se atraviesa en cuestión de ruido, poniendo en las manos del planificador una serie de herramientas que pueden aplicarse según los casos. Para ello es necesario conocer el valor del ruido, lo que es igual a medir de forma permanente, el nivel sonoro en los puntos significativos, y a partir de los datos obtenidos, actuar.
Sabemos que el ruido es un sonido no deseado y sus niveles son medidos en dBA (decibeles), una escala ponderada que se asimila a la sensibilidad de la audición. La Ley 1540 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y su decreto reglamentario 740/07; indican que las mediciones deben efectuarse empleando el parámetro Nivel Sonoro Continuo Equivalente con ponderación A(Laeq) el cual es aquel nivel de presión sonora continuo en el tiempo que es equivalente, en términos de contenido energético, al ruido real, variable en el tiempo, que existe durante el período de observación.
Son conocidos y demostrados los diversos efectos del ruido sobre las personas, que pueden clasificarse en efectos a largo y corto plazo, destacando entre estos últimos la respuesta al sobresalto; los reflejos respiratorios; respuestas de tensión muscular; cambios en la circulación periférica y elevación de la presión arterial; alteraciones del sueño, etc. Entre las afecciones a largo plazo destaca el estrés.
Otros problemas que arrastra la exposición prolongada a elevados niveles sonoros, tienen que ver con la irritabilidad, la merma en el aprendizaje por pérdida de inteligibilidad de las palabras e interferencias en el habla; el comportamiento social agresivo y la más grave pérdida de audición por exposición al ruido.
¿Cuáles son las principales fuentes de ruido?
A lo largo de los últimos años, han sido los medios de transporte particularmente, los que han generado la mayor preocupación en todo el mundo. En efecto, el automóvil se ha convertido en muchos casos en una prolongación de las personas y una fuente de ruido permanente; los camiones y colectivos, aunque menos en número, son mucho más ruidosos, mientras que las motocicletas producen elevaciones violentas del ruido. «El tránsito rodado tiene una composición que viene producida por aportaciones de diferentes fuentes, con distintos espectros y características de emisión, a lo que se añade la emisión acústica imprevisible de las bocinas, las retenciones, la circulación de vehículos lentos o pesados, aceleraciones repentinas, etc.»
Al tránsito automotor, ferroviario y aéreo deben sumarse las obras en construcción, los eventos deportivos y culturales y la inmisión de ruido proveniente de locales comerciales (discotecas, etc.)
¿Cómo se va a medir?
La medición permanente de ruido se lleva a cabo mediante estaciones equipadas con medidores sonoros calibrados, que transmiten permanentemente los niveles relevados a la central de control. Allí estos datos son procesados y empleados para diversos análisis al tiempo que se vuelcan a la comunidad para su conocimiento.
Si bien las mediciones se suceden permanentemente, se han elegido en esta etapa los días hábiles, cuyos niveles sonoros para el día y la noche se muestran en los gráficos. La omisión de los días feriados y fines de semana, es a efectos de no introducir valores muy diferentes por la menor actividad, que distorsionarían los datos obtenidos.
La ley de la CABA Nº 1540 y su Decreto Reglamentario 740/07, establecen el horario diurno entre las 07:01 y 22:00 hs, y el horario nocturno entre las 22:01 y las 07:00 hs. Los valores diarios mostrados en los gráficos para el día y la noche, son promedios energéticos de los niveles sonoros obtenidos durante el período evaluado (diurno o nocturno).
¿Qué son los mapas de ruido?
Las herramientas idóneas para el manejo de las situaciones vinculadas al ruido en las ciudades, son los mapas de ruido. Son necesarios para el control y la prevención de los efectos del ruido sobre las personas, conociendo los niveles sonoros a los que se expone a la población, para tomar medidas de planificación a medio y largo plazo y correctivas.
Los mapas de ruido pueden determinar la localización y el número de personas en las que se exceden las normas y recomendaciones.
«Constituyen una herramienta para establecer objetivos realistas de reducción del ruido y para utilizar de un modo más eficaz los controles de la planificación con el fin de reducir el ruido generado a partir de las nuevas fuentes acústicas, proteger los nuevos emplazamientos sensibles al ruido de las fuentes emisoras existentes e identificar, proteger y crear zonas tranquilas. Los mapas también se pueden utilizar como una herramienta para ofrecer información al público, a los políticos y a los profesionales relacionados con el ruido, sobre los problemas que existen al respecto en una ciudad y la ubicación de esos problemas».
Actualmente se está trabajando en el Mapa Estratégico de ruido de la Ciudad de Buenos Aires. El mismo se realizará modelizando la propagación del ruido generado por la principal fuente de ruido: el transporte vehicular.
La técnica de realización de mapas de ruido ha evolucionado notablemente, desde los primeros trabajos que partían de una grilla de mediciones acústicas in situ, lo que significaba una gran cantidad de equipos y personal necesarios para cubrir zonas reducidas.
El trazado de mapas de ruido, se realiza hoy a través de programas específicos de simulación, que se valen de los datos de cantidad y composición del tránsito vehicular y permiten, a partir de mapas y planos con geometría simplificada, obtener los parámetros acústicos requeridos con precisión, y realizar con mínima inversión de trabajo, todas las proyecciones que le sean requeridas.
Los mapas de ruido así obtenidos, son validados en algunos puntos clave, con mediciones de niveles sonoros.
Conocer el nivel de ruido a través de un mapa es una herramienta ambiental que aporta:
El conocimiento de las zonas afectadas por niveles de exposición al ruido inadecuados.
La evaluación de la exposición al ruido de escuelas, hospitales y centros de salud.
La detección de situaciones puntuales de conflicto.
La ejecución de mapas de ruido está prevista en la Ley 1540, la que indica que una vez confeccionados, deben actualizarse cada cinco años.
Compartimos el último informe sobre mapas de ruido del Programa de evaluación permanente de ruido.